Isco vuelve a hacer magia

La magia de Isco entregó tres puntos al Betis en el descuento para iluminar el Benito Villamarín y condenar a Osasuna. Una genialidad resuelta en un suspiro que vale un triunfo y confirma que Isco es más Isco que nunca. Un golpeo con el interior para aliarse con el larguero y motivar la locura cuando Osasuna parecía llevarse de Heliópolis un premio codiciado. El malagueño ya había asistido en el 1-0. Nunca decidió dejar de atreverse. Ni cuando las miradas se apagaron y las fuerzas se marcharon. Él es el alma de este Betis que Pellegrini quiere volver a conducir a las alturas. Y, de momento, el proyecto del chileno será lo que Isco quiera que sea. La victoria verdiblanca dispara las pretensiones de Europa y pausa las ansias de Osasuna de querer ser algo más.

No hubo grandes demostraciones de brillo en el primer tiempo. Al Betis le faltaba chispa en su pretensión inicial y a Osasuna le faltó profundidad en sus salidas hacia el campo rival. Isco quiso tomar los mandos retrasando su posición, pero siempre se topó ante piezas rivales que lo vigilaron de cerca. Cada equipo trató de encontrar a su punta a su manera. Rubén Peña trató de enlazar con Budimir con centros al área que generalmente encontraron el freno de Pezzella. Willian José ejercía de apoyo en las salidas hasta que Assane, de nuevo titular, lo encontró tras una hábil recuperación en el área rival. El remate del brasileño fue errático, aunque más tarde corregiría esa premisa. Entre medias, Isco falló lo que no debe con un remate desviado en una contra vertiginosa y Osasuna siguió sin encontrar nunca al Chimy en sus aproximaciones Cuando el descanso asomaba, el Betis tuvo la última palabra. Isco se topó con un rechazo en la banda derecha, lejos de su zona, lejos de su rol. Miró al área, comprobó cada desmarque y lanzó una rosca medida hacia el movimiento de Willian José para que el ariete firmara su redención. Su toque ante Herrera fue letal para Osasuna y para un Arrasate obligado a buscar soluciones.

En la reanudación, las pizarras revolucionaron el duelo. Arrasate tiró de Raúl para tener más peso en ataque y fue Torró el que casi encuentra la meta de Bravo con un disparo lejano de gran mérito. Pellegrini esperó y varió su punta de lanza para colocar arriba a Assane y retirar a su goleador. Ni un minuto tardó el canterano en lanzar una carrera que desarboló a David García y motivó su caída en el área y la señalización de penalti por parte de Sánchez Martínez. El Villamarín amagó con estallar antes de que el VAR corrigiera la decisión inicial. Torró repitió oportunidad ante Bravo y el Betis lanzó a Abde al escenario para que los espacios le entregaran una posible vía de sentencia.

El Betis empezó a jugar con el reloj y Osasuna lo aprovechó. Catena midió un servicio en largo para que Rubén García le ganara la carrera a Miranda y fusilara a Claudio Bravo sin piedad para silenciar el Villamarín. Parecía una historia cerrada. Todo apuntaba a un reparto de puntos que Isco decidió evitar. Un toque sublime a la red de Herrera para que el último suspiro fuera suyo. Él llenó de luz el Villamarín y condenó la esperanza recuperada de Osasuna. Son las cosas de los genios.